Hace unos días, poco antes de terminar julio de 2021, bajo el argumento de la mitigación del cambio climático, el dueño de las viñas Miguel Torres contó que están «reforestando» con una especie de pino (Pinus ponderosa) un terreno que compraron barato en la Patagonia chilena (ver acá, en el minuto 3:06). El terreno se encuentra específicamente en la Estancia Los Cóndores, en Coyhaique Alto, a unos 40 kilómetros al oriente de la ciudad de Coyhaique.

La ubicación de Coyhaique Alto. Foto: Google Maps.

Ese lugar, ubicado cerca de la frontera con Argentina, corresponde a un ecosistema de estepa patagónica, donde naturalmente no hay árboles y donde el agua no es precisamente un bien abundante (1).

Si efectivamente llegara a concretarse esta plantación masiva de pinos, lo más probable es que se termine haciendo un daño irreparable a un ecosistema sensible. Recordemos que esta especie de pino es una especie exótica que tiene una alta demanda de agua comparada con la que está disponible en esa zona (2). En otras palabras, y con mucho respeto para esos pobres pinos, esa especie no tiene absolutamente nada que hacer ahí.

Acá vemos donde se están plantando los pinos. Nótese que el paisaje es así de forma natural: no es que alguna vez estuviese cubierto de frondosos bosques de pino aptos para todo tipo de ejercicios militares. Captura de https://arbolesporelclima.es/el-archipielago/historias/3499-6dnow-bodegas-miguel-torres-suma-sus-plantaciones

Pero démosle el beneficio de la duda a la viña Miguel Torres y consideremos el objetivo detrás de esta idea: mitigar el cambio climático. ¿En verdad podrían servir esos pinos para capturar carbono y compensar por la sobreexplotación de los bienes naturales?